25 de enero de 2011

GH 529

Vacaciones en Buenos Aires: poco y nada para hacer.
Mucho menos sin plata para gastar.
Algunas salidas, reuniones, cumpleaños, visitas...
Pero nada que en definitiva resulte súper interesante.
El calor de estos últimos días hizo que me pareciera más que nunca a una especie animal con efecto invernadero, desparramada en la cama con el aire acondicionado directo a la cara, notebook en la falda y TV encendida. Pero decidí no ver noticieros para no enterarme de las malas noticias ni de la sensación térmica en los barrios porteños; sólo veo y escucho frivolidades.
Trasnocho. Mucho. Disfruto la tranquilidad y quietud de la madrugada viendo videos, leyendo o escribiendo - tal como lo estoy haciendo en este preciso momento.
Algo sobre este descansado estilo de vida y el excesivo tiempo para pensar en cualquier, pero cualquier cosa, posibilitó que me imaginara y cuestionara situaciones delirantes sobre mí misma.
Indago páginas de decoración, miro videos en Youtube sobre técnicas de pintura y pátinas en madera, fantaseo con el nuevo trabajo, me veo en mi próxima casa, deliro con mi futuro novio, visualizo un posible viaje, la casa de té en funcionamiento y un vestido de fiesta para el casamiento de mi hermana...
Cosas que puedo permitirme sólo en vacaciones.

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