17 de enero de 2011

Es la hora de bailar

Siempre supe que el ritmo del cuerpo al compás de una música que más nos gusta cambia el humor y renueva el ánimo. El baile se da como ese movimiento ideal que pone en eje las hormonas, el sistema circulatorio y cada músculo del cuerpo incluidos los de la cara.
Hace un tiempo, no recuerdo cuánto, propuse la idea de juntarnos para bailar en grupo y liberarnos de la mufa semanal de una manera diferente. La idea no prosperó por falta de tiempo, coordinación o parecer ridículo. Y la verdad es que yo también pocas veces me tomé el tiempo para bailar al compás de mi música favorita sin público observador más que el de mi propia imaginación.
A veces liberarme de los estigmas y dejarme llevar por la descabellada locura de hacer lo que se me da la gana sin perturbar a los demás, me cuesta más de lo que quisiera.
Hoy lunes, me propongo arrancar la semana en movimiento y de a poco volver a la práctica del baile cotidiano y desalineado. Danzar sin disciplina ni censura alguna con el sólo objetivo de hacer desaparecer cualquier tensión física o psíquica; con la alegría de volver a sentirme como una adolescente desinhibida y descontrolada para alimentar el espíritu treintañero con nuevas vibraciones.
¿Y ustedes, se animan a bailar frente al espejo de sus casas?
Después me cuentan...

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