31 de diciembre de 2012

Feliz 2013

Para este año nuevo, no voy a proponerme nada. Nada de nada. 
Y no es cinismo. 
Sólo se trata de una internalización del "dejar fluir" de los chinos, que tanta armonía y buenos resultados suele dejar como saldo del devenir.
Es dejar que las cosas sucedan, cuando realmente tengan que suceder...
Como la copa vacía, que está dispuesta a llenarse con lo que la vida le depare en ese momento.
Porque el tiempo es el que se encarga de poner las cosas en su lugar y en el momento menos esperado: un ascenso laboral, el hombre de mi vida o un viaje soñado.
Todo llega. 
Por eso, no pienso proponerme nada este 31 de diciembre.
Porque las buenas intenciones de fin de año, son sólo palabras.
Este 31 a las 12, voy a levantar mi copa con alegría y brindar por cosas bien terrenales: por la gente que me rodea, porque estoy sana, porque amo y creo que algún día seré feliz.
No voy a brindar por sueños de película hollywoodense ni por cambios radicales en mi vida. Y lo haré con la confianza que da ir creciendo y pisando más firme, que no es poco en estos tiempos.
Este 31 a las 12, no habrá palabras porque hace rato que se las llevó el viento.
Este 31 a las 12, voy a mirar al cielo, pero también al suelo. y voy a dar gracias por estar hoy.
Y mañana, Dios proveerá.

¡Felicidades y buena vida!

30 de octubre de 2012

Un gusto conocerte...

El último día que lo vi, fue en el mismo lugar donde lo conocí: la puerta del colegio...

No recuerdo la fecha exacta, pero debió ser algún jueves de noviembre en el que yo me disponía a estar más relajada con los horarios y me permitía salir del trabajo con un ritmo más "normal"...
Tampoco recuerdo por qué motivo andaba deambulando por los pasillos después de hora...
El hecho es que cuando las cosas tienen que suceder, suceden... No hay vueltas.
Sin quererlo, sin buscarlo, sin pensarlo, ni siquiera imaginarlo, él estaba donde no tenía que estar... Y yo, pasé como sin querer pasar...
Lo vi. Me vio. 
Nuestras miradas se cruzaron fugaz pero profundamente...
Algo de mí llegó hasta él.
Lo sentí en cuanto esbozó una sonrisa tímida y sus ojos me siguieron hasta que la línea que nos unía de repente se desvaneció en el espacio y nos quedamos con gusto a poco...

Supe quién era después de una semana.
Su nombre olía como el jazmínel año nuevo logró ponernos en contacto.
En aquel momento no me animé a decírselo, pero bajé la guardia el mismo instante en que  me perdí en sus ojos y sin defensas me dejó.
Me entregué por completo al ritmo de su corazón y al sonido de su voz; al perfume de su ropa y al enredo de su pelo...
Después de mucho tiempo, pude recordar todo lo que era capaz de sentir cuando estaba enamorada...
Reviví todas esas sensaciones ambiguas y elocuentes que despierta y se manifiestan con el amor porque él siempre respondía a mis ganas con espontaneidad y mucha gratitud...

Sin embargo, el tiempo que coincidimos se fue con el otoño y me quedé con un montón de sensaciones a flor de piel...
Su sinceridad a la hora de despedirse fue brutalmente dolorosa pero inevitable. 
Eligió otro camino basándose en sus sentimientos y no tuve otra opción más que escuchar, acatar y aceptar a pesar de mi profundo dolor...

Si bien no era la primera vez que me tocaba perder, barajar y volver a empezar, durante un largo y necesario tiempo, los días parecieron no tener sentido: buscaba respuestas donde no había voces que me respondieran lo que esperaba y me entregué por completo al tiempo, el único capaz de curar todas las heridas del corazón...

Muy lejos de guardarle rencor, recordaré a este hombre como el primero de muchos otros que aparecerán en mi vida para provocar y despertar manifestaciones versátiles y espontáneas capaces de demostrar quien verdaderamente soy.

Mi corazón sigue latiendo.
Tengo otra oportunidad.
O dos... O tres...

20 de octubre de 2012

Vulnerables

Una de las formas más habituales de las personas de reponerse de un dolor del corazón es vivir a la defensiva, cerrándose a los demás y viviendo a través de la creencia de que 
"si me expongo de nuevo, me van a lastimar otra vez".

Y así, vivimos relaciones de fantasía, sin un real sustento, porque qué base sólida puede crearse si uno de los dos (o los dos) tienen cerrado el corazón, desconfiando uno del otro... "No sea cosa que me deje y no me pueda recuperar".

En ese vivir con el corazón cerrado nos convencemos de que somos "fuertes", cuando en realidad nos ponemos más duros que la piedra.
Y, para nuestro asombro, cuando esa relación inevitablemente termina, el corazón de piedra termina hecho trizas y cae más duro que antes.

¿Cómo puede ser? se preguntan.
Si justamente evitaron entregar el corazón para que no saliera más herido. Y al final, lo hirieron de muerte.
Debemos aprender a ser Vulnerables.
Aprender y animarnos a exponernos, a abrirnos "a pesar de..."
A pesar de no saber lo que pasará, a pesar de no tener la certeza de que me vayan a amar 
por siempre, a pesar de no saber si tengo el futuro asegurado.
Ser vulnerables con presencia, con conciencia de lo que estás haciendo.
Aceptando que te abrís, entregándote a la vida, al amor, a las enseñanzas y lecciones... Tener el corazón fuerte y exponerlo, hace que cualquier lección, cualquier fin de relación se pueda atravesar con aceptación. Ser vulnerablemente fuerte permite que esas historias se suelten más fácil y puedas avanzar, puedas estar más cerca de tu  felicidad.

Sí, se requiere valentía.

Pero más que eso se requiere amor propio, respeto y humildad
Ser humildes para comprender que jamás podremos controlar el 100% de las variables de la 
nada, es porque es la mejor forma para vos. Aunque no lo entiendas.
Ser vulnerable para expresar tu verdad sin saber qué es lo que el otro responderá. 
Esa vulnerabilidad valiente te hace fuerte, te hace liviana, y ayuda a tu alma a seguir...

Geminiana, welcomeback...

19 de septiembre de 2012

Ya no duele

Es una fiesta sorpresa que me doy a mí misma...
Y la celebro.
A las heridas amorosas que se curan, que ya no duelen, que se cierran, hay que tomarlas así: con reverencia
Sucede un día, después de andar penando quién sabe cómo y cuánto.
Había quedado lastimada, como fruta que alguien muerde y de un día para el otro decide no comer.
Como una flor arrancada de su tallo, como cuentas de un collar desenhebrado. 

Y sucedió de improviso –quizá porque pasó el tiempo, quizá porque soy sabia – que de repente pensé en él, y era... un hombre. 

Un hombre a secas, un hombre que ya no me conmueve. 
Lo comprendo con la mente, pero también con el corazón y necesariamente con las uñas, y las palmas de las manos y las rodillas y la piel del vientre: hay cicatriz allí donde antes hubo herida. 

Capítulo cerrado. 

Libro leído
Lección aprendida. 
Flor en su tallo. 
Fruta intacta. 
No hay rencor: hay futuro.
Lo mejor, siempre está por venir...

8 de junio de 2012

De Venus a Marte

Suele suceder que por lo general los hombres ofrecen erróneamente soluciones e invalidan sentimientos, mientras que las mujeres ofrecemos consejos y orientaciones no solicitados...

Frente a una situación de estrés, los hombres tienden a apartarse en forma brusca y a pensar silenciosamente acerca de lo que los está perturbando, se retiran a sus "cuevas" y se muestran concentrados, distantes e introvertidos...
La solución suelen encontrarla ellos solos.
Las mujeres sentimos una necesidad instintiva de hablar acerca de lo que nos perturba, una y otra vez... hasta quedar satisfechas y convencidas de que se solucionó...

En el plano sexual, los hombres se sienten estimulados y fuertes cuando se sienten necesitados, mientras que las mujeres (en la mayoría de los casos) nos sentimos estimuladas cuando nos sentimos apreciadas...

Hombres y mujeres brindan el amor que necesitan y no el que necesita el sexo opuesto: los hombres precisan fundamentalmente un amor basado en la confianza, la aceptación y el
aprecio. Las mujeres necesitamos fundamentalmente un amor basado en la solicitud,
la comprensión y el respeto.. y por eso se malinterpretan recíprocamente: por el hecho de hablar lenguajes diferentes.

No son las diferencias y los desacuerdos los que hacen daño, sino el modo en que los comunicamos. 
Hay que aprender a conversar acerca de lo que se discrepa sin discutir acerca de quiénes lo hacen
Lo que hace daño no es lo que decimos sino el modo en que lo decimos...

Parece que el amor ya no es lo que era; ¿o somos nosotros que andamos perdidos, desconectados, entre tanta ansiedad y urgencia?
No es que el amor ya no es de novela, no es que el amor ya no da rating; sólo que es época de otros formatos, otros lenguajes, otros "tiempos".
Vivimos en una cultura menos tolerante; "sin tiempo", siquiera, para detenernos a ver qué nos pasa, cómo podemos resignificar o fortalecer el compromiso.

Los hombres deberían vencer su resistencia a dar amor...
Las mujeres deberíamos vencer la resistencia a recibir amor...
Y aunque los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, aún hay quienes pueden dar testimonio de que es posible el amor para toda la vida.

7 de junio de 2012

Qué caprichoso es el azar...

Descubrí que no hay cosas que pasen por casualidad.
Que los encuentros más importantes ya han sido planeados por las almas, incluso antes de que los cuerpos se hayan visto...
Generalmente estos encuentros suceden cuando llego a un límite, cuando necesito morir y renacer emocionalmente; cuando lo desconocido se manifiesta y mi universo cambia de rumbo; cuando nada ni nadie consiguen despertar la emoción que deseaba, cuando ningún acontecimiento nuevo me devuelve el entusiasmo.
También descubrí que con frecuencia me veo ante situaciones a las cuales ya me había enfrentado o que creía superadas, simplemente porque los momentos difíciles reaparecen con la única finalidad de enseñarme lo que no quiero aprender... 
A diario, el Universo se encarga de otorgarme la información necesaria para lograr mis objetivos o recalcular mis metas...
El camino no es fácil pero las recompensas son enormes.
Lo mejor, siempre está por venir...

24 de mayo de 2012

Revelaciones

Revelar: manifestar lo oculto o invisible // aparición de algo secreto o escondido.

El cúmulo de frases alojadas en mi inconsciente como un gran "mecanismo de defensa", como un gran "por las dudas" se filtraban clandestinamente en mis decisiones sin la certeza de saber por qué actuaba de tal o cual forma pero que igualmente solían hacerme ruido cuando los resultados de mis experiencias no eran los esperados... 
"Algo andaba mal" y no sabía por qué carajo podía ser...
Asociar mis "fracasos" amorosos con la no relación con mi padre, me tenía (y aún tiene) las pelotas bastante hinchadas...
Pero me resultaba casi imposible no asociar una y otra vez algunas situaciones vividas entre los chotos elegidos (mis parejas) con el choto que me tocó en suerte (mi padre).
Durante años, cuando recién comenzaba mis sesiones de terapia, creía que los hombres que me gustaban debían parecerse mucho a mi padre... como que no tenía un Edipo demasiado bien resuelto... 
Y tan pero tan parecidos me los buscaba, que hasta resultaban tan o más infieles que él... 
Entonces me tomé mi tiempo, modifiqué el esquema de búsqueda y cambié la elección: afiné un poco más la mirada, me puse más exquisita y volví a jugar otra partida con cartas nuevas...
Pero algo siguió estando mal; algo me frenaba, me desordenaba, me desbordaba y me hacía parecer más fría que un iceberg cuando en realidad mi deseo era totalmente el opuesto...
De repente comencé a sentir que no podía manifestarme libremente con "el nuevo elegido", que tenía miedo de expresar mis sentimientos aún cuando él me demostraba su cariño en actos sencillos, espontáneos y generosos, cuando esta vez había total libertad para empezar a llenar los espacios vacíos del uno con el otro y viceversa...
¿Qué era lo que no estaba pudiendo manifestar?
"Algo" no podía salir, algo estaba reprimido...
Y todo aquello que está reprimido, suele estar fuertemente asociado con lo negado. 
Y en la negación, siempre hay una aceptación implícita, nos guste o no.
Lo cierto es que por más inaceptable que sea, lo reprimido hace lo imposible para salir a la luz de diferentes formas: sueños, actos fallidos, traumas o somatizaciones...
Por eso en algún momento, queridos recuerdos reprimidos, tenían que salir del agujero negro y dejarme de romper literalmente las pelotas para permitirme ser a mí manera...
Y esto ya no sólo tenía que ver con el asunto paterno...
Casi como un acto iluminado, recordé haber escuchado muchísimas veces una frase que de alguna manera, recién después de ¿veinte años o más? se reveló y se hizo consciente para entender muchos de mis comportamientos cuestionados.
Sucede que la comunicación y la autoestima están muy relacionadas, porque según cómo se diga algo que se transmite desde la infancia hacia el futuro, el efecto será positivo o negativo, de aprendizaje o de resentimiento.
Los mensajes desvalorizantes y aun los mensajes duales tiene esta característica. 
Entiendo que ni los padres, ni los abuelos, ni los educadores que dañan la autoestima de los niños lo hacen intencionalmente, ya que generalmente ellos repiten los modelos con los que fueron educados.
Lo interesante es que en algún momento se puedan revertir esos mensajes, que puedan revelarse.
Esto significa que de a poco puedo ir reemplazando las viejas ideas negativas que alguien  a su antojo impuso en mi memoria como si fueran únicas, por otras que construyo a partir del registro de logros -por pequeños que estos sean- tratando de alinear el "creo ser" con el que quiero ser y el yo actual...
Sólo necesito otra oportunidad para demostrar si esta hipótesis es cierta o también se revela y me demuestra un nuevo camino de búsqueda y aprendizaje...

23 de mayo de 2012

Déjalo ir

"Las hojas de este otoño se llevaron uno de los veranos más felices y prometedores..."

Suelo ponerme cursi cuando se acerca la fecha de mi cumpleaños... Pero quienes me aguantan y conviven conmigo a diario saben a lo que realmente me refiero...
Hace unos días que me cruzo con frases, lecturas o comentarios sencillos que evocan "soltar" el pasado y vivir el presente...
Hubo diferentes personas que, a su modo, estuvieron manifestando la importancia de vivir el ahora como la única forma de sentirse feliz y sostenerlo a largo plazo...
El hecho es que no me pareció casualidad prestarles especial atención a estas lecturas, sobre todo porque asumo que en el último tiempo hay ciertas situaciones y personas que me cuesta "dejar ir" de mi vida.
Nuestra naturaleza humana, nos lleva a aferrarnos a ciertos recuerdos de lugares, personas y cosas como una forma de aumentar nuestra capacidad de amar en un futuro...
Sin embargo, la vida es una constante de cambios y quiebres, de vaivenes y desafíos que implican que poco podamos quedarnos adheridos a un recuerdo si deseamos avanzar en nuestro camino simplemente porque ese apego puede convertirse en una necesidad vital más que en un recuerdo memorable, con lo cual no es saludable para nadie...
Resulta positivo "dejar ir" adicciones, costumbres o manías que nos alejaban de las personas que queremos, como así también "dejar ir" personas que ya no suman en nuestra vida o que por una u otra razón, ya no desean acompañarnos en nuestro camino...
Tampoco es justo retener, presionar o amarrarse a algo o a alguien desde el recuerdo aún cuando ese "dejar ir" pueda representarnos una de las mayores tristezas de nuestra historia de vida, simplemente porque no nos permitirá explorar nuevos caminos...
Como siempre digo, la teoría es muy fácil... Y de afuera, más todavía...
La parte conchuda es ponerla en práctica cuando uno es "parte de".
Así que lo asumo y me hago cargo de darle vueltas y vueltas a una historia que hace rato ya me mostró su "colorín colorado"...
Este tiempo me demostró que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible; que cada adiós es un nuevo aprendizaje que le puede dar un giro inesperado y revelador a mi vida; que el dolor no deforma sino que transforma... y que cada vez que salgo al ruedo, tengo que dejar el vestido de novia en casa para no cargar de expectativas un anhelo que se hace desear cada vez más...
Cada uno es responsable de lo que siente y no puede culpar al otro por eso...
Las oportunidades para manifestar lo que no pudo ser ayer, llegarán para la persona que no tema dejarse querer mañana...
Mi corazón debe seguir latiendo...
Tengo otra oportunidad...
Dejar ir no es soberbia, es un acto de amor...
En eso estoy.
Dejándolo ir...


27 de abril de 2012

É un mondo difficile

La realidad mejora notoriamente cuando nos decidimos a disfrutar de lo posible en lugar de sufrir porque una ilusión o una fantasía no se dan...
Quizás esto nos ayude a no ser tan exigentes con lo que viene por el camino...
Porque si esperamos la fanfarria con las banderolas blancas, estandartes dorados, luces de neón con música de fondo y llega a paso firme la caravana embanderada en verde y blanco sin siquiera uno de todos los adornos que imaginamos, corremos el peligro de no reconocerla, de no darnos cuenta de que el desfile viene hacia nosotros, de dejarlo pasar sin festejarlo, de vivir llorando porque no fue, cuando en realidad no supimos distinguir qué era...
El peligro de no reconocer lo que viene hacia nosotros porque no se corresponde con la forma en que lo habíamos imaginado, nos da cuenta de que muchas veces estamos  esperando "la pareja ideal", que justamente por ser ideal no existe, con lo cual el sufrimiento  y la decepción lejos de evitarse, reaparecen constantemente además de creer que fracasamos cada vez que lo intentamos...
El problema se representa cuando permanentemente nos identificamos con nuestra coraza y nos sentimos seguros allí. Nos protegemos de nuestros sentimientos displacenteros aprendiendo a no sentir, a desconectarnos de nuestras necesidades y las defensas se convierten en una identidad que nos separa de lo que sentimos y nos impide entregarnos al amor...
En nuestro intento de decir no al dolor, decimos no al amor
Y lo que es peor, nos decimos no a nosotros mismos...
Cada uno tiene una historia de condicionamientos neuróticos que quiere encajar en la situación con los otros. 
El tema de los cuentos que se inventa cada uno no sería tan grave de no ser porque terminan por convertirse en profecías que se autorrealizan...
¿No les parece impresionante que alguien se junte o se separe, sufra o se aleje una y otra vez y no tenga claro el porqué?
La propuesta sería explorar y darnos el tiempo para que los encuentros reales despierten la magia...
A veces lo simple aporta las mejores soluciones...
Expresemos lo que nuestro corazón nos hace sentir, no lo que nuestra imaginación nos hace pensar...
"Amarte con los ojos cerrados, es amarte ciegamente;
amarte mirándote de frente, sería una locura;
yo quisiera que me amen con los ojos abiertos..."
Margarite Yourcenar

17 de abril de 2012

Todos somos hijos

Hoy estuve pensando cuándo debería ser el momento justo para "soltar" los enojos y/o los reproches que tenemos guardados en el "disco duro" de nuestra memoria...
O hasta cuándo tenemos que manifestamos a través de esas experiencias que alguna vez nos hirieron.
¿En qué momento de nuestras vidas somos capaces de perdonar y aceptar que los errores que nuestros padres cometieron para con nosotros, sus hijos, han sido en la gran mayoría de los casos sin la intención de lastimarnos?
Si bien aún no tengo hijos (y estoy bien lejos de tenerlos) no puedo hablar desde ese rol…
Pero como me considero una mujer adulta, con capacidad de análisis, auto crítica (muchas veces por demás), reflexiva e inteligente que después de muchos años de "revisar" permanentemente la relación que mantengo con mis padres, puedo elegir cómo manifestarme frente a ellos...
Y estoy en todo mi derecho.
Aunque a veces en esta elección, se pongan en juego los sentimientos que aunque alguna vez hubiera querido que desaparezcan o no existieran, para bien o para mal están contenidos en mi ADN...
Como todas las personas de este inmenso mundo, TODOS sin excepción alguna, podemos cometer errores desde cada uno de roles que cumplamos a lo largo de nuestras vidas...
Siempre podemos decepcionar a quienes nos rodean o no cumplir con sus expectativas con algunas de nuestras conductas o elecciones…
Y sobre eso es que comienzan a tejerse algunos reproches…
Aún hoy, a sus ochenta años, mi abuela sigue “reprochándole” a su padre no haberle permitido estudiar en la universidad...
Los reproches de los hijos son tan diversos y elocuentes, como cantidad de hijos haya en el mundo… Algunos pueden parecernos muy acertados y otros, demasiado ridículos…
Desde que por qué nos obligaron a estudiar corte y confección a los quince años o practicar un deporte que destetábamos o por qué eligieron esa escuela tan lejos de casa y de nuestros amigos; de por qué se olvidan los gustos del helado o de las facturas que más preferimos hasta por qué siempre le ponen aceitunas a las empanadas de carne y se enojan cuando nos ven desarmándolas para que no les quede ni rastro del sabor al olivo entre el picadillo...
Y la lista podría continuar con ejemplos incluso mucho más o mucho menos detallistas, como eso de transferirnos sus pensamientos o creencias a modo de cassette como si fueran las nuestras propias... Ustedes sabrán a qué me refiero…
¿Es legítimo que ellos, los padres, apelen a la distracción o al olvido frente a alguno de nuestros "enojos"?
¿Puede resultar tan difícil hacerse cargo de las “malas decisiones”, asumir las equivocaciones y pedir disculpas frente a los reproches que hace un hijo?
¿Y hasta cuándo los hijos podemos tolerar vivir con esos reproches a cuestas?
¿O es que no tienen fecha de vencimiento?
Desde mis vivencias, y otras ajenas pero muy cercanas, sostengo que la relación padres-hijos es uno de los pocos vínculos, sino el único, en que una de las partes está obligada a dar sin exigir nada a cambio; donde las responsabilidades y las obligaciones no son recíprocas y deberían estar por encima de cualquier otra…
Todos nos equivocamos, es cierto…
Pero tal vez enterarse y poner en práctica las sutiles diferencias que existen entre conceder y ceder, podría ser una de las claves en toda esta cuestión de los reproches...
Me opongo a que desde cualquiera de nuestros roles se crea que conceder todos y cada uno de los deseos de quienes nos rodean sea parte de un futuro sin reproches...
Me inclino más por aprender a escucharse los unos a los otros, a negociar con las diferencias de criterios que se puedan presentar y a ceder para que ambas partes queden lo más conformes posible...
Si la comunicación es el pilar de todas las relaciones, incluso entre las instituciones, ¿por qué no lo es también entre padres e hijos?
La teoría es fácil.
El desafío es lograr aplicarlo en la práctica cotidiana, elegir cómo sentirnos y dejar de lado esa creencia de que todas nuestras desgracias y/o imposibilidades, son sólo consecuencia de las malas decisiones y elecciones que nuestros padres tomaron para nosotros alguna vez…
La tarea es ponerse en el lugar del otro, lograr escucharse desde las propias vivencias, desde los sentimientos desencontrados y los dolores que trae cargar durante tanto tiempo un reproche…
El asunto también es hacerse cargo, dejar de echar culpas, reconciliarse con la vida que tenemos, soltar nuestros enojos, elegir nuestro propio camino y tomar una decisión prudente respecto a la relación que queremos y/o podemos mantener con nuestros padres sabiendo que, tal vez ésta también pueda convertirse en un reproche hacia nosotros mismos el día de mañana…

9 de abril de 2012

Es sólo una cuestión de actitud


Hay situaciones que por más que quisiera no están bajo mi control y simplemente suceden...
Sin embargo, lo que sí puedo elegir es cómo enfrentarlas...
Imagino, deseo y me ilusiono... como todo el mundo!
Pero la realidad en la que vivo no siempre coincide con todo eso... De hecho, casi nunca...
Entonces me cuestiono cómo actuar ante este enfrentamiento entre realidad vs.fantasía...
¿Cuánto es el tiempo límite en el que debería durar una ilusión para desecharla o renovarla?


Parte de este fin de semana largo lo aproveché para salir del agujero interior, con la única intención de respirar otro aire, porque cuanto más me pregunto y cuanto más revivo los momentos, menos encuentro la salida a este malestar que no muestra signos de mandarse a mudar de una vez por todas...
Sin embargo por experiencias pasadas, aprendí que es sumamente necesario respetar mis tiempos... 
No importa cuánto, siempre será el necesario...
Todas las personas no cicatrizamos las heridas del mismo modo ni al mismo ritmo...
No todos podemos reponernos de dolores similares con el mismo ímpetu...
Y es por eso que tampoco tengo que "obligarme" a hacer cosas que según el resto del mundo me van a ayudar a transitar "mejor" el momento presente...
Siento que aún no estoy preparada para aceptar y afrontar determinadas propuestas...
Mi cuerpo me da señales. Las percibo.
El corazón también hace lo suyo. Lo siento...
Lo que ahora necesito es tiempo... 
Tiempo para reordenar mis ideas, para renombrar mis deseos y renovar mis ganas... 
Tiempo para borrar recuerdos sensoriales, para que las que en su momento fueron felices coincidencias empiecen a parecerme algo más que ridiculeces y ya no tenga ganas de seguir soñando pasiones locas con nombre y apellido... 
Tiempo para aceptar casi con resignación una decisión ajena y apresurada que me dejó fuera de un plan en el que aposté todo pero nada de lo que ofrecía realmente podía importar... 
Tiempo para insertar su ausencia dentro de mis planes y descartar indicios de reencuentros memorables...
No hay un consuelo para el duelo más que la resignación.
No existen las pastillas para olvidar. Tampoco las pastillas para no soñar...
Pero sí el tiempo que sea necesario para volver a enamorarme de mí misma y salir al mundo confiada de que lo mejor siempre está por venir...
Eso sí que será una cuestión de actitud...

4 de abril de 2012

More than words...

A veces pienso que nos da tanto miedo entregarnos, y que por eso sólo podemos hacerlo parcialmente. 
Es el intento de protección contra los dos grandes monstruos: el rechazo y el abandono.
Sin embargo, hay que aprender a vivir el error como posibilidad de enriquecimiento y aceptar que hay pérdidas que no se compensarán en las próximas parejas. 
Abrirse al amor es abrirse a lo nuevo...
Toda relación íntima en la que podamos abrirnos y lograr encuentro y entrega, pertenece a las cosas más gratificantes que podamos vivenciar: buscamos en ella contacto, amor, intimidad porque son estas las situaciones que más nos enriquecen, las que nos hacen sentir vivos, las que nos llenan de fuerza y de ganas...
La paradoja empieza cuando nos damos cuenta de que al mismo tiempo son justamente estas relaciones las que nos provocan mayor sufrimiento y mayor dolor. 
Cuando nos abrimos a la intimidad, al amor, al encuentro, nos exponemos también a sufrir y a sentir dolor...
La fuerza que naturalmente nos empuja a dejarnos llevar por nuestras emociones y a generar el encuentro se enfrenta con la natural tendencia de cuidarnos para no sufrir, porque intuimos con certeza, que si nos abrimos a una persona esto le concederá la posibilidad de herirnos...
Amor e intimidad solo pueden darse cuando nos abrimos presentes a alguien.
Pero esto es imposible si estamos con la armadura puesta, encerrados en nuestro castillo o escondidos en nuestra estructura.
Muchas veces terminamos resolviendo esta paradoja evitando el sufrimiento, impidiéndonos el amor y privándonos del encuentro íntimo. 
En el intento de decir no al dolor decimos no al amor
Y lo que es peor, nos decimos NO a nosotros mismos.
No es fácil llegar al punto de animarnos a mostrarnos, porque si nos abrimos y el otro se cierra el dolor es muy grande...
La propuesta sería explorar
A veces lo simple aporta las mejores soluciones: expresar lo que nuestro corazón nos hace sentir, no lo que la imaginación nos hace pensar...
El amor es algo que va sucediendo.
Para llegar, hay que atravesar los prejuicios que nos impiden el amor. Y uno de ellos es nuestra definición cultural de pareja.
¿Qué es lo que hace que dos personas sean pareja? ¿El proyecto en común?
No sólo eso... son otras cosas. 
Es el gusto de estar juntos. Desde el placer de estar con otro tomamos la decisión de compartir la mayoría de las cosas con esa persona, y esa es una decisión interna... Ocurre cuando nos sentimos unidos a otro de manera diferente; un compromiso interno.
Welwood dice que "el amor existe cuando amamos por lo que sabemos que esa persona puede llegar a ser, no solo por lo que es..."
El amor se construye entre dos seres enteros encontrándose, no entre dos mitades que se necesitan para sentirse completos...
Y cuando nos convertimos en un ser completo, que no necesitamos de otro para sobrevivir, seguramente encontraremos a alguien completo con quien compartir lo que tengo y lo que el otro tiene.
De hecho, ese es el sentido de la pareja: no la salvación, sino los encuentros.


No me gusta esperar, pero igual espero ese encuentro...
No hay rencor. 
Hay futuro.

27 de marzo de 2012

Take a chance and don't ever look back

Conozco mis limitaciones. 
Mis miedos. Mis fobias. Mis temores.
Me hago cargo de la existencia de fantasmas y hago todo lo posible para que no dominen mi existencia. 
Sé cuando me estoy escondiendo de algo que por algún motivo aún no me encuentro preparada para enfrentar.
Por eso me analizo, me reto y me desafío a mí misma. 
Me permito tropezar, dudar y equivocarme.
Me enojo cuando doy vueltas para tomar una decisión. 
Pero me premio cuando obtengo logros, por más sencillos que sean: c
uando avanzo, cuando crezco, cuando siento que quiero algo o alguien genuinamente...


Yo también he sido parte de unas cuantas historias sin final feliz. 
Pero sigo apostando a una nueva.
A mí también me rompieron el corazón con excusas elegantes. 
Pero aprendí a sanar las heridas.
Yo también conservo parte de esa niña herida que llora sin consuelo cuando la lastiman. Pero sigo creyendo en que el amor es el remedio más efectivo para todos los dolores.
A mí también alguna vez me venció el temor de resignar algo conocido por aventurarme en un nuevo camino...
Y aquí estoy...
Por eso soy quien soy. 
Con las alegrías y tristezas.
Con los aciertos y los errores que me enseñaron día a día a ser mejor persona.


Me enorgullece cuando me doy a mí misma una nueva oportunidad, cuando me arriesgo, cuando me animo y logro (una vez más) volver a abrir mi corazón con la única y más sana intención que la de sembrar y dar, nada más y nada menos, que AMOR.


"Arriesgate y nunca vuelvas a mirar hacia atrás"



23 de marzo de 2012

Gala de expulsión

Cuando es otro quien toma las decisiones y elige basándose en sus sentimientos, no quedan muchas otras opciones que escuchar, "acatar" y aceptar...


Aunque parezca que el viento sople a su favor, no le guardo rencor...
No será la primera vez que me toque perder, barajar y volver a empezar...


Hoy te vas vos, mañana me iré yo...
El mundo no cambiará, alguien sin duda ocupe tu lugar...

18 de febrero de 2012

Friends to be friends

En esto de analizar, comparar y establecer ciertas "diferencias" con los hombres, también encuentro algunas similitudes...
El círculo de amigos es tan importante para unas como para otros...
Compartir una charla, una salida, un café, unos mates (lo que más les guste) y un abrazo repara las heridas más recientes y reconforta el alma por un largo tiempo...
Intercambiamos experiencias, anécdotas e ilusiones para iluminar el aire y hacerlo más "respirable"...
Desahogamos penas, preocupaciones y angustias para que la mirada se nos aclare y podamos ver más allá de lo que nos pasa...
Compartir con los amigos, hace que la vida nos parezca más vivible...
Y en esto los hombres y las mujeres, al fin coincidimos.
Nos resulta necesario conectarnos con los amigos en las diferentes situaciones de nuestras vidas. 
A todas las edades y en todos los estados civiles.
Amigos para el fútbol, para los viajes o las confidencias.
Amigas para ir de shopping, para vacaciones o para compartir las intimidades.
Amigos para los asados o para ser testigos de momentos inolvidables.
Amigas de la infancia, del trabajo, de las vacaciones, de la facultad o de la vida.
Amigos del pasado o del presente.
Amigas compartidas con otras amigas.
Amigos de la familia. 
Amigas en la familia.
Amigas que llegan y se van... Otros que reaparecen y se quedan para siempre.
Todos son amigos y siempre serán bienvenidos a nuestras vidas.
En mi experiencia personal, siempre que comparto momentos de la vida con mis amigas siento que el alma se me eleva y el efecto me provoca mucha felicidad...
Amigas:gracias por ser parte de mi vida ayer, hoy y siempre... 
De todas aprendo algo nuevo todos los días y por eso y mucho más, las elijo como AMIGAS...
LAS QUIERO!!!


16 de febrero de 2012

¡Viva la diferencia!

Esto de que más de una vez los hombres y las mujeres no podamos entendernos, es básicamente porque somos diferentes.
¿No dije nada nuevo?
Claro que no.
Desde pequeñas nos damos cuenta que existen diferencias entre niños y niñas: en sus modos de jugar, en sus intereses, en el modo en el que se relacionan con los demás, en cómo resuelven sus conflictos, etc.
La lista podría continuar ampliándose, pero sería obvia y aburrida...
Hoy recordé una conversación que tuve con una amiga algunos días atrás, donde le comentaba sobre cierta preocupación que percibía en el freno que de alguna manera nos ponemos las mujeres para decirles "te quiero" a un hombre, sin ningún motivo aparente más que el hecho de decírselo como solemos hacerlo con una amiga...
Así porque sí, porque lo sentimos, porque se nos dio la gana...
Entonces me detuve a pensar qué significa realmente decir un "te quiero"...
Cuál es el significado que le damos a una frase que ciertas veces nos queda corta...
Por ejemplo, puedo decir "te quiero" porque quiero estar con esa persona, porque quiero su compañía, porque es una buena persona y me hace bien estar a su lado... 
También puedo decirlo porque lo tomo como un sentimiento genuino y me interesa que el otro sepa que "lo quiero" para mí...
Pero decírselo a un hombre, dependiendo el vínculo que intentemos establecer, puede traer ciertas complicaciones y provocar efectos mágicos como por ejemplo la desaparición...
¿Será que no están acostumbrados a recibir un "te quiero" porque sí?
¿No se dicen "te quiero" con sus amigos?
Sin dudas, el motor que mueve a las mujeres y a lo femenino está principalmente en su vida afectiva. 
Una mujer está bien en la medida en que la gente que ella quiere está bien con ella. Y de ahí esta necesidad de comunicar a su entorno todos los "te quiero" posibles...
En cambio lo masculino se encuentra bien en la medida en que logra los objetivos y las metas que se propone, sin tener en cuenta el proceso y la comunicación que emplea para alcanzarlos...
Quizás sea una responsabilidad de las mujeres madres de niños varones (futuros novios, padres y maridos) desarrollar un costado más femenino en sus hijos para que ellos mismos sean capaces de dar y recibir cada vez más "te quiero" sin crearles miedos, conflictos o rechazos.
Son cosas chiquitas y posibles.
Porque al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.
Te quiero...
¿Me querés?
¡Los quiero!

14 de febrero de 2012

De vuelta

Volví a la ciudad de la furia...
Hasta hace algunas horas todavía se podía percibir el olor a sal y ciertos vestigios de arena revoloteando en mi pelo...
Por si acaso quisiera volver, me ocupé de sacar cualquier rastro de playa y mar que pudiera haber en mis ropas y la valija ya está casi vacía, la ropa limpia, perfumada y en su lugar.
Últimamente apuesto al orden externo como una forma de fomentar mi paz interna.
Esa que en ciertas ocasiones tanto me cuesta lograr con semejantes monólogos que van y vienen en esta cabecita geminiana...
Como después de cada final, hoy comenzó un nuevo ciclo. Una nueva etapa.
Y como todo nuevo comienzo, trae consigo una nueva oportunidad para afrontar la responsabilidad de seguir comprometida con mi tarea cotidiana...
Este es un año de cambios y algunos recambios; de aprendizaje, de movimiento y energía positiva. 
Pero por sobre todas las cosas de mucho, mucho amor...
Pretendo que todo lo que haga, diga y piense tenga el reflejo del amor con el que elegiré cada una de mis acciones, que no es poca cosa. 
Y tampoco será una tarea sencilla teniendo en cuenta que convivo en una sociedad cada vez  más teñida de violencia e intolerancia...
Pero este último viaje, logró conectarme con una vida casi ideal pero real donde la gente prefiere la paz, el descanso, la vida en familia, las siestas de domingo y las charlas con amigos antes la vorágine y la locura que trae vivir contra reloj...
¡Qué distinta es la vida fuera de la ciudad!
Y les aseguro que no hace falta trasladarse 1400 kilómetros para poder observarlo. ¿Pensaron en eso alguna vez? ¿Se les ocurrió cambiar el estilo de vida y mudarse a las afueras de la ciudad?
Yo lo pienso a diario cuando veo el colectivo repleto, el tránsito imposible de circular, cuando a la gente se le potencia la grosería y el mal trato gratuito e innecesario, no es capaz de pedir permiso, decir gracias ni mirarte a los ojos...
Y recién llegada a Buenos Aires, les aseguro que todo eso se ve mucho más potenciado.
Así que mientras la "reina del plata" sea mi hogar, haré todo lo posible para cultivar  internamente esa paz que no encuentro en las calles porteñas y trasladarla a todas y cada una de las cosas que emprenda en este año lleno de descubrimientos y manifestaciones.


9 de febrero de 2012

El vaso medio lleno

Las vacaciones están llegando a su fin y presiento que aún quedan algunos días de mucha intensidad… 
Me costó bastante más de que otras veces relajarme y hacer despegar la cabeza de Buenos Aires, teniendo en cuenta lo que Puerto Madryn significa para mí. 
Supongo que extrañar a alguien es una razón más que válida para que los pensamientos y recuerdos estén en "trance"...  
Pero en un ida y vuelta de mensajes Wapp antes de mi vuelo, mi amiga Gaby me dijo algo muy interesante como respuesta al temor que me producía no poder manejar ese sentimiento de extrañar tanto alguien... 
Me dijo algo así como “positivizá el sentimiento y pensá que el verano anterior no tuviste a quien extrañar…”
Y qué lindo sonó poder pensarlo de ese modo...
Porque extrañar a alguien no debería ser sinónimo de dolor, sobre todo cuando esa persona por sus palabras y acciones, merece que le dedique un momento de mi pensamiento aunque esté de vacaciones...

6 de febrero de 2012

Somewhere only I know

En apenas algunas horas, tomo un vuelo directo que me traslada a uno de los pocos lugares  que conozco donde he logrado conectar mis emociones con la naturaleza, la paz interior y los sueños de proyectar una vida alejada de la locura porteña: Puerto Madryn.
Además, tengo la oportunidad de celebrar la primer década en la que supuse que el Sur me  estaba guardando un lugar para reencontrarme conmigo misma a pesar de todo y de todos...
Aquel enero de 2002 hice el primer viaje acompañada por mi mamá, con la ilusión de poder quedarme por aquellos pagos a trabajar como maestra en algún colegio de la zona...
El viaje en micro duró más de veinte horas... 
No sabía en qué posición acomodarme para estirar el metro de piernas que "dios" me dio...
En esa época desprovista de tecnología, me acompañaba un walkman viejísimo que me había comprado con uno de mis primeros sueldos del call center. 
Uno para mí y otro igual para mi hermana...
Entonces, cuando me aburría de ver películas en la diminuta televisión del micro, la música me evadía de los ruidos y conversaciones ajenas...
Si ahora cerrara los ojos, aún logro recordar a la perfección el momento en el que mi mamá me despertó avisándome de que ya se podía visualizar nuestro destino desde la ventanilla...
Ni bien descorrí la cortina proveedora de sombra para una nueva siesta, me encontré con un paisaje soñado colmado de un inmenso mar azul frente a una tímida ciudad en crecimiento...
Fue inevitable emocionarme frente a semejante belleza y al mejor estilo película de Hollywood, donde los pensamientos siempre se acompañan de sinfonías estremecedoras, en el lado A de aquel cassette se deslizaba la sexta canción: "Sueños" (deja que tus sueños sean como olas que se van, libres como el viento en mitad del mar...)
Mis inexpertos veintitrés años impidieron que aquel sueño de maestra rural se concretara, pero lograron dejarme la maravillosa experiencia de una de las primeras conexiones conmigo misma...
Durante ese año se gestaron varios de los cambios decisivos en mi vida y hoy, diez años después casi sin pensarlo, como una obra perfecta del Universo, elijo finalizar unas de las mejores vacaciones de los últimos años respirando la energía del viento patagónico para así retomar un año colmado de trabajo, amor y proyectos decisivos para enfrentar una nueva etapa de mi vida...
El tiempo que vale, sólo lo marca el latido de mi corazón...



Primera visita a Puerto Madryn - Enero 2002

31 de enero de 2012

Apasionada

Cuando comencé con esta actividad de escribir, hace ya más de 15 años, lo hacía como una herramienta para "descargar" mis broncas, angustias y arrebatos de adolescente... 
Recuerdo escribir a una velocidad impensada, sin revisar sintaxis u ortografía...
Simplemente era lo que me brotaba en ese momento. La intención era que las páginas de aquel primer diario con olor a frambuesa, absorbieran toda la ira que en ese momento me atravesaba... 
Pero por suerte no fueron sólo pálidas las que quedaron para releer y revivir...
Me mata de risa volver a leer frases como "creo que me estoy enamorando de Gastón y olvidándome bastante de Carlos" o "quiero ser actriz y en mi casa todo el mundo se opone a la idea"...
Esos eran algunos de los temas más cruciales que viví durante el 3º año del secundario...
Sin embargo, la realidad es que ninguna de esas dos cosas prosperaron: a Gastón dejé de verlo cuando tenía 17 años y lo de la actuación, supongo que quedará pendiente para otra vida...
Lo que sí perdura, aún hoy, es esa pasión con la que escribía cada palabra que salía de mi mente... Si bien es cierto que no había tantos filtros, porque se trataba de un diario íntimo al que solo yo tenía acceso, hay algo que siento como recurrente...
Intento encontrar la palabra que lo defina y es pasión la que vuelve una y otra vez...
Quizás la escritura sea una de mis pasiones y como se trata de un hábito que tengo desde tan chica, se me hace más difícil percibirlo de esa manera...
Una de mis búsquedas durante este año es realizar actividades que me apasionen, motivo por el cual seguiré escribiendo en este Géminis Tour, pero además trabajaré intensamente para llevar a cabo parte de mi proyecto gastronómico...
La teoría ya está escrita. 
La presentación ya está armada.
Ahora viene la parte más compleja pero más emocionante: exponer la idea y convencer a mis futuros socios...
Porque si tanto sueño con mi restaurante, ¿qué estoy haciendo para poder concretarlo?; ¿me muevo lo suficiente para poder alcanzar esa meta?
Hay que accionar la "palanca de cambios" y dar el primer paso...
Me doy cuenta que tiene sentido haber recorrido lo que recorrí...
Las cosas, como así también las personas, llegan en el momento más apropiado de nuestras vidas...
Lo que sucede, conviene...
Y como me encanta decir, lo mejor siempre está por venir...
¡Buen martes!

29 de enero de 2012

Días de enero

Te conocí un día de enero con la luna en mi nariz
Y como vi que eras sincero, en tus ojos me perdí...
Qué torpe distracción...
Qué dulce sensación...
(cuando menos pienso sale el sol...)

25 de enero de 2012

Hoy es HOY

Transitando mi cuarta semana de vacaciones, siento que estoy viviendo uno de esos veranos adolescentes donde me lo pasaba en la casa de mis primas y siempre encontrábamos algún evento en el cual participar y simplemente divertirnos...
Si digo que por momentos un poco me aburro, sería quejarme de llena...
Por eso intento ocupar espacios con actividades a las que no les dedico mucho tiempo en épocas de clase y por sobre toda las cosas a compartir tiempo con amigas...
Volvieron los tiempos de charlas telefónicas larguísimas, mensajes que te dan sensación de vértigo en la panza, tardes de música y bailes, cenas espontáneas para celebrar la VIDA, que no es poco... y por supuesto las interminables trasnochadas...
Después de todo, eso es estar de vacaciones...
Como parte de este proceso de renovación, sigo con mis lecturas y ejercicios para dominar algunos de los esquemas erróneos en mi conducta.
Hoy el tópico fue "evitar la inmovilización", como el indicador de las emociones negativas en mi vida... 
Si bien a veces vale la pena (y es necesario) sentir rabia, timidez u otros sentimientos por estilo, en la medida de que estos sentimientos me inmovilicen debe ser lo que me sirva de guía.
Inmovilización: un estado que en mayor o menor grado, imposibilita que pueda funcionar al nivel que quisiera funcionar; puede oscilar entre la inacción total y las pequeñas indecisiones o vacilaciones... 
Si ciertos sentimientos me conducen a ese estado, no vale la pena seguir buscando más razones para deshacerme de ellos...
Hoy pensé cuáles son los momentos en los que suelo sentirme inmovilizada...
En realidad, la lista podría ser un poco más extensa pero me detuve en los que considero más importantes y considero que tengo las herramientas para modificar...

  • Cuando no puedo dirigirme cariñosamente a la gente que quiero...
  • Cuando no puedo trabajar en un proyecto que me interesa...
  • Cuando no hago el amor y me gustaría hacerlo...
  • Cuando no puedo dormir porque algo me preocupa...
  • Cuando no puedo pensar con claridad porque estoy enojada...
Una de las maneras de combatir la inmovilización por más pequeña que sea, es aprendiendo a vivir en el momento presente, poniéndome en contacto con mi "ahora"... 
Si lo pienso detenidamente, no existe otro momento que pueda vivir más que el presente... 
El ahora es todo que hay y todo lo que tengo... 
El futuro es simplemente otro momento para ser vivido cuando llegue pero que no puedo vivir hasta que aparezca...
Mi momento presente, mi hoy, es realmente encantador... y lo estoy disfrutando desde una postura desconocida, buscada y muy esperada...
Siento una especie de tranquilidad difícil de explicar con palabras, al menos por ahora...
No importa mucho lo que haga siempre que tenga mi vida...
Si no tengo mi vida, ¿qué otra cosa podría tener?
Hagan una lista de las cosas que los inmovilizan...
Se van a sorprender...
¡Buen miércoles!









15 de enero de 2012

Cartas amarillas

Hoy fue un sábado atípico...
No hubo limpieza, ni ordenamiento de ropa, ni mucho menos tareas relacionadas a lo laboral. Recibí una invitación sorpresiva y estuve todo el día en el campo, reunida con gente querida...
Entre una charla y otra, salió el tema de las "nuevas" formas de relacionarse que tienen las nuevas generaciones de jóvenes, de cómo se comunican y que de alguna manera se ponen en evidencia frente al resto de una sociedad que se presenta confundida en cuanto a los códigos que utilizan para dar a conocer sus ideas... 
Por un momento tuve un flashback y volví a mi adolescencia, dándome cuenta que si bien cambiaron los códigos la pasión para relacionarse es muy parecida aunque cambien las modas...
Recordé en carne propia la adrenalina y el "eclipse de corazón" que me provocó estar enamorada a los diecisiete...
Aquellas tardes enteras escuchando los lentos grabados de la radio en un casette de 90 minutos (jajaja) que me hacían pensar en ese chico que "me quitaba la respiración"... 
Y en cómo todo ese sentimiento casi exagerado, lo podía volcar en las cartas que escribía pensando en ese muchachito que me hacía temblar creyendo que sería mi "único y gran amor" para toda la vida...
Entonces lo primero que hice cuando llegué a casa, fue buscar las copias de las cartas que guardé con tanto orgullo y que a pesar de ser inéditas y genuinas, también alguna vez fueron fuente de inspiración para que alguna de mis amigas pudiera comunicar su amor... 
Y qué placer fue reencontrarme con esa letra "adolescente" que impregnada en un papel amarillo aún conserva la pasión de aquellos años...
Incluso pude recordar los momentos en las que las escribí: en la escuela durante algún recreo o en una de esas madrugadas de desvelo mientras tomaba mate junto a mis amigas intentaba arreglar el mundo desde la cocina de la casa de mi abuela, como si fuera nuestro refugio secreto...
Pero más allá del hermoso recuerdo emotivo, sentí cierta melancolía por estar desconectada desde hace tanto tiempo con esa pasión desbordada, sin lógica ni coherencia que implica escribir una carta de amor...
No sé si las experiencias vividas durante esta segunda mitad de vida hicieron que me vuelva un poco más racional, más fría, más escéptica o menos vulnerable frente al amor, el romanticismo y las emociones desmedidas...
Desconozco los motivos por los cuales de a poco dejé de escribir esas cartas de amor...
Y es por eso que durante esta nueva y reciente búsqueda interna, pretendo recuperar al menos una parte de esas emociones que me lleven a creer nuevamente en que sentirme reflejada por la mirada del hombre elegido, tiene un sentido auténtico para seguir fortaleciéndome como persona... de que todo lo que realmente necesito, es amor...

Popurrí de cartas de amor adolescente