7 de junio de 2012

Qué caprichoso es el azar...

Descubrí que no hay cosas que pasen por casualidad.
Que los encuentros más importantes ya han sido planeados por las almas, incluso antes de que los cuerpos se hayan visto...
Generalmente estos encuentros suceden cuando llego a un límite, cuando necesito morir y renacer emocionalmente; cuando lo desconocido se manifiesta y mi universo cambia de rumbo; cuando nada ni nadie consiguen despertar la emoción que deseaba, cuando ningún acontecimiento nuevo me devuelve el entusiasmo.
También descubrí que con frecuencia me veo ante situaciones a las cuales ya me había enfrentado o que creía superadas, simplemente porque los momentos difíciles reaparecen con la única finalidad de enseñarme lo que no quiero aprender... 
A diario, el Universo se encarga de otorgarme la información necesaria para lograr mis objetivos o recalcular mis metas...
El camino no es fácil pero las recompensas son enormes.
Lo mejor, siempre está por venir...

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