4 de abril de 2012

More than words...

A veces pienso que nos da tanto miedo entregarnos, y que por eso sólo podemos hacerlo parcialmente. 
Es el intento de protección contra los dos grandes monstruos: el rechazo y el abandono.
Sin embargo, hay que aprender a vivir el error como posibilidad de enriquecimiento y aceptar que hay pérdidas que no se compensarán en las próximas parejas. 
Abrirse al amor es abrirse a lo nuevo...
Toda relación íntima en la que podamos abrirnos y lograr encuentro y entrega, pertenece a las cosas más gratificantes que podamos vivenciar: buscamos en ella contacto, amor, intimidad porque son estas las situaciones que más nos enriquecen, las que nos hacen sentir vivos, las que nos llenan de fuerza y de ganas...
La paradoja empieza cuando nos damos cuenta de que al mismo tiempo son justamente estas relaciones las que nos provocan mayor sufrimiento y mayor dolor. 
Cuando nos abrimos a la intimidad, al amor, al encuentro, nos exponemos también a sufrir y a sentir dolor...
La fuerza que naturalmente nos empuja a dejarnos llevar por nuestras emociones y a generar el encuentro se enfrenta con la natural tendencia de cuidarnos para no sufrir, porque intuimos con certeza, que si nos abrimos a una persona esto le concederá la posibilidad de herirnos...
Amor e intimidad solo pueden darse cuando nos abrimos presentes a alguien.
Pero esto es imposible si estamos con la armadura puesta, encerrados en nuestro castillo o escondidos en nuestra estructura.
Muchas veces terminamos resolviendo esta paradoja evitando el sufrimiento, impidiéndonos el amor y privándonos del encuentro íntimo. 
En el intento de decir no al dolor decimos no al amor
Y lo que es peor, nos decimos NO a nosotros mismos.
No es fácil llegar al punto de animarnos a mostrarnos, porque si nos abrimos y el otro se cierra el dolor es muy grande...
La propuesta sería explorar
A veces lo simple aporta las mejores soluciones: expresar lo que nuestro corazón nos hace sentir, no lo que la imaginación nos hace pensar...
El amor es algo que va sucediendo.
Para llegar, hay que atravesar los prejuicios que nos impiden el amor. Y uno de ellos es nuestra definición cultural de pareja.
¿Qué es lo que hace que dos personas sean pareja? ¿El proyecto en común?
No sólo eso... son otras cosas. 
Es el gusto de estar juntos. Desde el placer de estar con otro tomamos la decisión de compartir la mayoría de las cosas con esa persona, y esa es una decisión interna... Ocurre cuando nos sentimos unidos a otro de manera diferente; un compromiso interno.
Welwood dice que "el amor existe cuando amamos por lo que sabemos que esa persona puede llegar a ser, no solo por lo que es..."
El amor se construye entre dos seres enteros encontrándose, no entre dos mitades que se necesitan para sentirse completos...
Y cuando nos convertimos en un ser completo, que no necesitamos de otro para sobrevivir, seguramente encontraremos a alguien completo con quien compartir lo que tengo y lo que el otro tiene.
De hecho, ese es el sentido de la pareja: no la salvación, sino los encuentros.


No me gusta esperar, pero igual espero ese encuentro...
No hay rencor. 
Hay futuro.

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