14 de febrero de 2012

De vuelta

Volví a la ciudad de la furia...
Hasta hace algunas horas todavía se podía percibir el olor a sal y ciertos vestigios de arena revoloteando en mi pelo...
Por si acaso quisiera volver, me ocupé de sacar cualquier rastro de playa y mar que pudiera haber en mis ropas y la valija ya está casi vacía, la ropa limpia, perfumada y en su lugar.
Últimamente apuesto al orden externo como una forma de fomentar mi paz interna.
Esa que en ciertas ocasiones tanto me cuesta lograr con semejantes monólogos que van y vienen en esta cabecita geminiana...
Como después de cada final, hoy comenzó un nuevo ciclo. Una nueva etapa.
Y como todo nuevo comienzo, trae consigo una nueva oportunidad para afrontar la responsabilidad de seguir comprometida con mi tarea cotidiana...
Este es un año de cambios y algunos recambios; de aprendizaje, de movimiento y energía positiva. 
Pero por sobre todas las cosas de mucho, mucho amor...
Pretendo que todo lo que haga, diga y piense tenga el reflejo del amor con el que elegiré cada una de mis acciones, que no es poca cosa. 
Y tampoco será una tarea sencilla teniendo en cuenta que convivo en una sociedad cada vez  más teñida de violencia e intolerancia...
Pero este último viaje, logró conectarme con una vida casi ideal pero real donde la gente prefiere la paz, el descanso, la vida en familia, las siestas de domingo y las charlas con amigos antes la vorágine y la locura que trae vivir contra reloj...
¡Qué distinta es la vida fuera de la ciudad!
Y les aseguro que no hace falta trasladarse 1400 kilómetros para poder observarlo. ¿Pensaron en eso alguna vez? ¿Se les ocurrió cambiar el estilo de vida y mudarse a las afueras de la ciudad?
Yo lo pienso a diario cuando veo el colectivo repleto, el tránsito imposible de circular, cuando a la gente se le potencia la grosería y el mal trato gratuito e innecesario, no es capaz de pedir permiso, decir gracias ni mirarte a los ojos...
Y recién llegada a Buenos Aires, les aseguro que todo eso se ve mucho más potenciado.
Así que mientras la "reina del plata" sea mi hogar, haré todo lo posible para cultivar  internamente esa paz que no encuentro en las calles porteñas y trasladarla a todas y cada una de las cosas que emprenda en este año lleno de descubrimientos y manifestaciones.


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