1 de noviembre de 2009

Treak or Treat?

No sé si es el período del mes en el que me encuentro, donde las hormonas juegan un rol extraño presionando la sensibilidad, la lluvia cesante desde la mañana temprano, nulidad de planes divertidos, sobrecarga de estudio, excesos de trabajos prácticos y lecturas bibliográficas o nada más y nada menos que la sumatoria de todas estas cuestiones juntas... Cosa que no es poco.
Un sábado sensible, emotivo, cargado e introspectivo.
Preguntas difíciles de responder en una escena como la presente, cuando de momento nada me parece suficiente o quisiera que algunas de las cosas que más deseo, esas que nacen desde lo más profundo de mi alma, se resuelvan como por arte de magia...
Cuando la vida de las otras personas parece transcurrir y fluir a un ritmo parejo y armonizado... que me llevan a comparaciones innecesarias pero inevitables...
Hoy es cuando me hacen falta esos abrazos, mimos y palabras dulces... Cuando la tarde sepia me resulta interminable y la noche sin estrellas ni luna, me recibe vacía de planes, lejana de consejos y desprovistas de celebraciones compartidas...
Y me pregunto cómo logro armonizar el presente sin tener la mirada invasiva y desafiante del futuro... Cómo hago la excepción de romper las reglas, intentando vivir en el reencuentro permanente conmigo misma, con mi propia esencia y hacer que los mecanismos de ilusión encajen con exactitud y presción con las situaciones reales que puedo vivir...
Estos son los días en que, por un instante que parece eterno, la soledad, soberbia y altanera, revolotea por mi casa con ganas de debilitarme y jugar una pulseada despareja...
Donde con esfuerzo y sin resignación evoco la lucha de tantos años para mostrarle cómo logré sobrellevarla, con dignidad y orgullo... pero sobre todo con sentido común.
Parezco confusa. Y es que así estoy.
Sábado a la noche con lluvia.
Dormirme es la opción más afín para dejar de pensar.
Mañana será otro día.

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