29 de octubre de 2009

Causa y efecto

Las casualidades no existen y a esta altura de mi vida, ya lo tengo más que aprendido e incorporado... Lo cual no significa que siempre esté preparada para enfrentar ciertas situaciones, sobre todo cuado son sorpresas que trascienden mis expectativas.
Afortunadamente soy una geminiana versátil, con marcada tendencia a la improvisación...
Y hoy cambié la clase en la facu por un helado con Hernán.
Así de sopetón, natural y a la luz del día.
Nos encontramos en la esquina de una plaza y caminamos un rato largo por las calles de su barrio... A ritmo lento y pausado y tranquilos, sin horarios...
Miramos vidrieras, criticamos la moda impuesta y nos endeudamos a diez años de sólo mirar los precios de esos diseños exclusivos hechos para gente especial.
Logramos construir momentos únicos, inventamos nuestras risas, miradas y gestos cómplices.
Nos observamos y nos contemplamos de cerca...
Intimidada por esa mirada celeste que parece desbordar palabras que su boca no se anima a decir, me sentí otra vez auténtica, libre y sencilla. Sin vueltas.
Hoy volví a convencerme de que los momentos se confabulan y enganchan unos con otros para que sucedan cosas mágicas, reales y libres.
No hay temor. Hay futuro

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