17 de febrero de 2010

Ayúdame Freud

Retomé terapia y siento que la vida (mi vida) de a poco vuelve a la normalidad...
Volver a escuchar mis pensamientos en voz alta, espontánea y libremente me desata y me calma... me estabiliza, me sostiene y sobrecarga para continuar.
O frenar...
Y por ahora sigo...
Porque lo bueno de este ejercicio es que no se termina en el diván...
Me pasa que como por dos horas, quedo con la cabeza cual comparsa en pleno carnaval, repasando alguna de las cosas que más sorpresa me causaron advertir...
Las recuerdo, las exagero y las revivo...
Me las apropio y me las guardo para ponerlas en práctica en el momento oportuno...
Y además, la devolución profesional fue más que favorable...

- Veo que este viaje te cargó mucho más que las pilas...
- Sí, claro... Vengo de una extraña dósis de locura, amor y adolescencia retro que me dejó resaca para continuar con entereza las obligaciones de mujer adulta durante un largo período...

Puedo decir que estoy bien...
Y se siente bien...

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