3 de marzo de 2010

Los hombres, ¿las prefieren brutas?

Según la teoría de Darwin, sobrevive quien pueda acomodarse a los fenómenos evolutivos, sean estos la adaptación o la especiación.
Dicho en "castellano", sería algo así como que se queda quien mejor se la banque... con todo lo que bancársela implica.
A pesar de ser consciente de esta teoría y enfrentarme a ella todos los días, siento que me tocó ser parte de una generación tironeada por dos vertientes sobre comportamientos femeninos totalmente diferentes una de la otra.
La primera supone ser una puritana, buena para la cocina, decente, calladita, sumisa y tolerante entre otras cosas; una chica de su casa, como diría mi abuela.
La otra, es una revolución o revelación de la anterior: profesional, inteligente, analítica, desafiante, con iniciativa, que goza del sexo con plenitud; independiente en su economía y en sus decisiones...
La antítesis de la mujer que mis ancentros supieron ser.

¿Y ahora? ¿Cómo conjugar en armonía estos dos modelos?
La adaptación al medio contemporáneo, me hizo ser una mezcla de ambas que aún no termino por definir... Supongo que elegí las virtudes de ambas, y aquí estoy.... bancándomela como puedo.

¿Y cuál buscan los hombres?
Claro que, afortunadamente hay para todos los gustos...
Y aún así, presiento un patrón de comportamiento, o mejor dicho de elección.
Por experiencias propias, ajenas y cercanas, cuanto más ellos crean y sientan que tienen el control, mucho mejor. Cuanto menos preguntas, menos problemas. Pareciera ser un tema de proporcionalidad directa.
¿O será que los hombres aún no lograron adaptarse a esta nueva especie femenina?
¿Por qué temen comprometerse con mujeres independientes?
¿O podría ser que de una generación a otra, en este entusiasmo del desarrollo profesional e independecia económica, nos salteamos algunos pasos fundamentales para que todo fluya con mayor armonía?
¿O será que ellos tienen su propio tiempo para lograr entender las causas de nuestra evolución como especie?
Demasiados interrogantes y ninguna respuesta única y concreta.
Lo cierto es que hay que tener un plan B en la vida, un proyecto propio que no dependa del compromiso que podamos armar con un hombre.
Autoabastecimiento, en todas sus formas.
Una nueva forma de adaptación femenina al ambiente.

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