6 de enero de 2010

Manos a la obra

La semana estando de vacaciones transcurre tranquila.
Casi que no me doy ni cuenta de los días ni mucho menos la hora...
Fluye, todo fluye en armonía y ordenadamente.
Hago cosas en casa: ordeno, lavo ropa, reciclo, juego mucho con Franco... y cocino.
Anoche invité a cenar a mi hermana y su novio unas riquísimas canastitas de atún, humita y caprese. Nos reunimos en familia en la mesa de la galería, esperando recibir un poco de aire fresco proveniente del jardín...
Como no tuve ni tiempo ni ganas de hacer el postre, pedimos helado. Descubrí un nuevo sabor en Freddo de naranja, frutilla y banana; el toque justo de frescura, dulzura y acidez. Imperdible.
Entre pitos y flautas, nos quedamos charlando hasta las 2 de la mañana casi sin darnos cuenta.
Cuando todos se fueron a dormir y me quedé sola, pensante e introspectiva volví a mi habitación, abrí mi compu, entré en internet y escribí un perfil (con foto incluida) en una página para conocer gente... bah, hombres mejor dicho. La verdad que de amigas ya estoy cubierta y si surgen nuevas, no será precisamente de una página de citas.
Así que escribí algo simple, espontáneo y sobre todo veraz.
No lo pensé mucho. Fue lo que surgió.
Y creo que lo más importante para rescatar de esta acción, fue precisamente eso: ACCIÓN.
Buscar una alternativa a las tantas ya conocidas para ver si de algún modo, rompo con esta profecía de la soledad de los treinti...
Mientras tanto, sigo disfrutando de mis vacaciones...

No hay comentarios:

Publicar un comentario