12 de enero de 2010

El viajar es un placer...

... que nos suele suceder.
Partimos desde la casa de Caro a las 7 a.m. puntual, una hora más tarde de lo previsto...
Cargamos combustible para el auto y para nosotras: mates, mediaslunas y una musiquita de lo más divertida para estar bien despiertas.
Fui copiloto durante todo el viaje, lo cual hace ya un tiempo descubrí que tiene su encanto...
Arribamos a la ciudad entrerriana cerca de las 11 de la mañana, recibidas por un calor agobiante y una masa inmensa de nubes grisaceas en el frente...
Buscamos alojamiento por el camino del Ñandubaizal (hiper recomendable) porque sabíamos que era un lugar de privilegio en la zona...
Nos encontramos con Sagitario, unas cabañas recién estrenadas con pileta y parrillita para hacer asados...
Ni bien bajamos todos los bolsos, nos pusimos las mallitas y partimos a la playa.
Me encantó! No tenía idea de cómo era la ribera del Río Uruguay y la verdad, es que lo disfruté mucho...
Nos quedamos ahí hasta que se nos dio la gana y el sol ya casi se estaba escondiendo...
Habíamos pensado en volver porque tocaba una banda de rock en uno de los paradores y la idea era hacer una fiesta en la arena...
Pero hubo cambio rotundos de planes. A eso de las 8 de la noche, se largó una tormenta de lluvia, viento con truenos y relámpagos incluidos, que nos dejó comiendo en el complejo de cabañas y yéndonos a dormir mucho más temprano de lo previsto...
Al día siguiente, sol pleno...
Y un calor, casi insoportable...
Desayuno, pileta, mates y un paseo por el pueblo con almuerzo incluido para recuperar fuerzas y volver a la ciudad de la furia antes de la medianoche...
Las horas fueron largas, el tiempo se me pasó lento...
Me sentí adentro mio, tranquila, conectada y serena...
Un fin de semana con amigas, compartiendo charlas y rondas de mate aunque sea lejos de casa siempre es bienvenido...

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