12 de agosto de 2011

Hay una lágrima sobre el teléfono...

A lo largo del tiempo, las mujeres fuimos adquiriendo ciertos comportamientos a la hora de actuar frente a los hombres...
Y casi siempre discutí con mis amigas por esas "estrategias" que debíamos poner en uso como sin en vez de cerebro tuviéramos una goma eva...
Como si existiera el manual del "saber actuar" y esas fueran las únicas normas vigentes...
Tampoco creo que sea cuestión de evaluarlo en función de cómo hayan resultados mis experiencias personales, porque del otro lado siempre hay una persona que recibe, acepta y/o rechaza para tener en cuenta...
Y que si no funcionaron, fue porque tenia que ser de ese modo...
Las historias de novela, son sólo eso... historias de novela.
¿Y saben qué? Están basadas en hechos reales...
A veces un poco exagerados, es cierto...
Pero reales al fin.
Aún considero que la "cabeza" y las tácticas deben ser dejadas de lado y empleadas para trabajar o para jugar al póker, y lo que uno realmente siente debe ser accionado.
No importa cuando lo conociste, no importa hace cuánto que no te habla, no interesa si no te llamó, lo único que importa es que hagas lo que realmente sentís.
Lograr llegar al estado de paz de saber que esa persona no era para vos, o en el mejor de los casos era para vos y estaba esperando ansiosa ese llamado que vos pensabas racionar.
Que le muestres a esa persona que te interesa, y que en tu autenticidad estás dispuesto a perderlo todo, a llamarla cuando se te antoje, a verlo cuando quieras, y a no tolerar cosas que van en contra de tus sentimientos.
Porque retardar el sufrimiento ya es un fracaso en diferido, y medir las relaciones y sensaciones por tiempo y no por intensidad, es la ignorancia en su máxima expresión.
A lo largo del tiempo ha quedado demostrado solo una cosa: que no existen fórmulas matemáticas para ganar o perder en el amor.
Y que lo único que nos queda, es la sana intención de sabernos glorificados por el simple hecho de sentir, haciendo caso omiso de los detractores que quieran decirnos cuándo llamar, cuándo aparecer, cuándo decir te quiero, o cuándo hacer lo que sentimos ganas de hacer.

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