18 de febrero de 2012

Friends to be friends

En esto de analizar, comparar y establecer ciertas "diferencias" con los hombres, también encuentro algunas similitudes...
El círculo de amigos es tan importante para unas como para otros...
Compartir una charla, una salida, un café, unos mates (lo que más les guste) y un abrazo repara las heridas más recientes y reconforta el alma por un largo tiempo...
Intercambiamos experiencias, anécdotas e ilusiones para iluminar el aire y hacerlo más "respirable"...
Desahogamos penas, preocupaciones y angustias para que la mirada se nos aclare y podamos ver más allá de lo que nos pasa...
Compartir con los amigos, hace que la vida nos parezca más vivible...
Y en esto los hombres y las mujeres, al fin coincidimos.
Nos resulta necesario conectarnos con los amigos en las diferentes situaciones de nuestras vidas. 
A todas las edades y en todos los estados civiles.
Amigos para el fútbol, para los viajes o las confidencias.
Amigas para ir de shopping, para vacaciones o para compartir las intimidades.
Amigos para los asados o para ser testigos de momentos inolvidables.
Amigas de la infancia, del trabajo, de las vacaciones, de la facultad o de la vida.
Amigos del pasado o del presente.
Amigas compartidas con otras amigas.
Amigos de la familia. 
Amigas en la familia.
Amigas que llegan y se van... Otros que reaparecen y se quedan para siempre.
Todos son amigos y siempre serán bienvenidos a nuestras vidas.
En mi experiencia personal, siempre que comparto momentos de la vida con mis amigas siento que el alma se me eleva y el efecto me provoca mucha felicidad...
Amigas:gracias por ser parte de mi vida ayer, hoy y siempre... 
De todas aprendo algo nuevo todos los días y por eso y mucho más, las elijo como AMIGAS...
LAS QUIERO!!!


16 de febrero de 2012

¡Viva la diferencia!

Esto de que más de una vez los hombres y las mujeres no podamos entendernos, es básicamente porque somos diferentes.
¿No dije nada nuevo?
Claro que no.
Desde pequeñas nos damos cuenta que existen diferencias entre niños y niñas: en sus modos de jugar, en sus intereses, en el modo en el que se relacionan con los demás, en cómo resuelven sus conflictos, etc.
La lista podría continuar ampliándose, pero sería obvia y aburrida...
Hoy recordé una conversación que tuve con una amiga algunos días atrás, donde le comentaba sobre cierta preocupación que percibía en el freno que de alguna manera nos ponemos las mujeres para decirles "te quiero" a un hombre, sin ningún motivo aparente más que el hecho de decírselo como solemos hacerlo con una amiga...
Así porque sí, porque lo sentimos, porque se nos dio la gana...
Entonces me detuve a pensar qué significa realmente decir un "te quiero"...
Cuál es el significado que le damos a una frase que ciertas veces nos queda corta...
Por ejemplo, puedo decir "te quiero" porque quiero estar con esa persona, porque quiero su compañía, porque es una buena persona y me hace bien estar a su lado... 
También puedo decirlo porque lo tomo como un sentimiento genuino y me interesa que el otro sepa que "lo quiero" para mí...
Pero decírselo a un hombre, dependiendo el vínculo que intentemos establecer, puede traer ciertas complicaciones y provocar efectos mágicos como por ejemplo la desaparición...
¿Será que no están acostumbrados a recibir un "te quiero" porque sí?
¿No se dicen "te quiero" con sus amigos?
Sin dudas, el motor que mueve a las mujeres y a lo femenino está principalmente en su vida afectiva. 
Una mujer está bien en la medida en que la gente que ella quiere está bien con ella. Y de ahí esta necesidad de comunicar a su entorno todos los "te quiero" posibles...
En cambio lo masculino se encuentra bien en la medida en que logra los objetivos y las metas que se propone, sin tener en cuenta el proceso y la comunicación que emplea para alcanzarlos...
Quizás sea una responsabilidad de las mujeres madres de niños varones (futuros novios, padres y maridos) desarrollar un costado más femenino en sus hijos para que ellos mismos sean capaces de dar y recibir cada vez más "te quiero" sin crearles miedos, conflictos o rechazos.
Son cosas chiquitas y posibles.
Porque al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.
Te quiero...
¿Me querés?
¡Los quiero!

14 de febrero de 2012

De vuelta

Volví a la ciudad de la furia...
Hasta hace algunas horas todavía se podía percibir el olor a sal y ciertos vestigios de arena revoloteando en mi pelo...
Por si acaso quisiera volver, me ocupé de sacar cualquier rastro de playa y mar que pudiera haber en mis ropas y la valija ya está casi vacía, la ropa limpia, perfumada y en su lugar.
Últimamente apuesto al orden externo como una forma de fomentar mi paz interna.
Esa que en ciertas ocasiones tanto me cuesta lograr con semejantes monólogos que van y vienen en esta cabecita geminiana...
Como después de cada final, hoy comenzó un nuevo ciclo. Una nueva etapa.
Y como todo nuevo comienzo, trae consigo una nueva oportunidad para afrontar la responsabilidad de seguir comprometida con mi tarea cotidiana...
Este es un año de cambios y algunos recambios; de aprendizaje, de movimiento y energía positiva. 
Pero por sobre todas las cosas de mucho, mucho amor...
Pretendo que todo lo que haga, diga y piense tenga el reflejo del amor con el que elegiré cada una de mis acciones, que no es poca cosa. 
Y tampoco será una tarea sencilla teniendo en cuenta que convivo en una sociedad cada vez  más teñida de violencia e intolerancia...
Pero este último viaje, logró conectarme con una vida casi ideal pero real donde la gente prefiere la paz, el descanso, la vida en familia, las siestas de domingo y las charlas con amigos antes la vorágine y la locura que trae vivir contra reloj...
¡Qué distinta es la vida fuera de la ciudad!
Y les aseguro que no hace falta trasladarse 1400 kilómetros para poder observarlo. ¿Pensaron en eso alguna vez? ¿Se les ocurrió cambiar el estilo de vida y mudarse a las afueras de la ciudad?
Yo lo pienso a diario cuando veo el colectivo repleto, el tránsito imposible de circular, cuando a la gente se le potencia la grosería y el mal trato gratuito e innecesario, no es capaz de pedir permiso, decir gracias ni mirarte a los ojos...
Y recién llegada a Buenos Aires, les aseguro que todo eso se ve mucho más potenciado.
Así que mientras la "reina del plata" sea mi hogar, haré todo lo posible para cultivar  internamente esa paz que no encuentro en las calles porteñas y trasladarla a todas y cada una de las cosas que emprenda en este año lleno de descubrimientos y manifestaciones.


9 de febrero de 2012

El vaso medio lleno

Las vacaciones están llegando a su fin y presiento que aún quedan algunos días de mucha intensidad… 
Me costó bastante más de que otras veces relajarme y hacer despegar la cabeza de Buenos Aires, teniendo en cuenta lo que Puerto Madryn significa para mí. 
Supongo que extrañar a alguien es una razón más que válida para que los pensamientos y recuerdos estén en "trance"...  
Pero en un ida y vuelta de mensajes Wapp antes de mi vuelo, mi amiga Gaby me dijo algo muy interesante como respuesta al temor que me producía no poder manejar ese sentimiento de extrañar tanto alguien... 
Me dijo algo así como “positivizá el sentimiento y pensá que el verano anterior no tuviste a quien extrañar…”
Y qué lindo sonó poder pensarlo de ese modo...
Porque extrañar a alguien no debería ser sinónimo de dolor, sobre todo cuando esa persona por sus palabras y acciones, merece que le dedique un momento de mi pensamiento aunque esté de vacaciones...

6 de febrero de 2012

Somewhere only I know

En apenas algunas horas, tomo un vuelo directo que me traslada a uno de los pocos lugares  que conozco donde he logrado conectar mis emociones con la naturaleza, la paz interior y los sueños de proyectar una vida alejada de la locura porteña: Puerto Madryn.
Además, tengo la oportunidad de celebrar la primer década en la que supuse que el Sur me  estaba guardando un lugar para reencontrarme conmigo misma a pesar de todo y de todos...
Aquel enero de 2002 hice el primer viaje acompañada por mi mamá, con la ilusión de poder quedarme por aquellos pagos a trabajar como maestra en algún colegio de la zona...
El viaje en micro duró más de veinte horas... 
No sabía en qué posición acomodarme para estirar el metro de piernas que "dios" me dio...
En esa época desprovista de tecnología, me acompañaba un walkman viejísimo que me había comprado con uno de mis primeros sueldos del call center. 
Uno para mí y otro igual para mi hermana...
Entonces, cuando me aburría de ver películas en la diminuta televisión del micro, la música me evadía de los ruidos y conversaciones ajenas...
Si ahora cerrara los ojos, aún logro recordar a la perfección el momento en el que mi mamá me despertó avisándome de que ya se podía visualizar nuestro destino desde la ventanilla...
Ni bien descorrí la cortina proveedora de sombra para una nueva siesta, me encontré con un paisaje soñado colmado de un inmenso mar azul frente a una tímida ciudad en crecimiento...
Fue inevitable emocionarme frente a semejante belleza y al mejor estilo película de Hollywood, donde los pensamientos siempre se acompañan de sinfonías estremecedoras, en el lado A de aquel cassette se deslizaba la sexta canción: "Sueños" (deja que tus sueños sean como olas que se van, libres como el viento en mitad del mar...)
Mis inexpertos veintitrés años impidieron que aquel sueño de maestra rural se concretara, pero lograron dejarme la maravillosa experiencia de una de las primeras conexiones conmigo misma...
Durante ese año se gestaron varios de los cambios decisivos en mi vida y hoy, diez años después casi sin pensarlo, como una obra perfecta del Universo, elijo finalizar unas de las mejores vacaciones de los últimos años respirando la energía del viento patagónico para así retomar un año colmado de trabajo, amor y proyectos decisivos para enfrentar una nueva etapa de mi vida...
El tiempo que vale, sólo lo marca el latido de mi corazón...



Primera visita a Puerto Madryn - Enero 2002