8 de junio de 2012

De Venus a Marte

Suele suceder que por lo general los hombres ofrecen erróneamente soluciones e invalidan sentimientos, mientras que las mujeres ofrecemos consejos y orientaciones no solicitados...

Frente a una situación de estrés, los hombres tienden a apartarse en forma brusca y a pensar silenciosamente acerca de lo que los está perturbando, se retiran a sus "cuevas" y se muestran concentrados, distantes e introvertidos...
La solución suelen encontrarla ellos solos.
Las mujeres sentimos una necesidad instintiva de hablar acerca de lo que nos perturba, una y otra vez... hasta quedar satisfechas y convencidas de que se solucionó...

En el plano sexual, los hombres se sienten estimulados y fuertes cuando se sienten necesitados, mientras que las mujeres (en la mayoría de los casos) nos sentimos estimuladas cuando nos sentimos apreciadas...

Hombres y mujeres brindan el amor que necesitan y no el que necesita el sexo opuesto: los hombres precisan fundamentalmente un amor basado en la confianza, la aceptación y el
aprecio. Las mujeres necesitamos fundamentalmente un amor basado en la solicitud,
la comprensión y el respeto.. y por eso se malinterpretan recíprocamente: por el hecho de hablar lenguajes diferentes.

No son las diferencias y los desacuerdos los que hacen daño, sino el modo en que los comunicamos. 
Hay que aprender a conversar acerca de lo que se discrepa sin discutir acerca de quiénes lo hacen
Lo que hace daño no es lo que decimos sino el modo en que lo decimos...

Parece que el amor ya no es lo que era; ¿o somos nosotros que andamos perdidos, desconectados, entre tanta ansiedad y urgencia?
No es que el amor ya no es de novela, no es que el amor ya no da rating; sólo que es época de otros formatos, otros lenguajes, otros "tiempos".
Vivimos en una cultura menos tolerante; "sin tiempo", siquiera, para detenernos a ver qué nos pasa, cómo podemos resignificar o fortalecer el compromiso.

Los hombres deberían vencer su resistencia a dar amor...
Las mujeres deberíamos vencer la resistencia a recibir amor...
Y aunque los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, aún hay quienes pueden dar testimonio de que es posible el amor para toda la vida.

7 de junio de 2012

Qué caprichoso es el azar...

Descubrí que no hay cosas que pasen por casualidad.
Que los encuentros más importantes ya han sido planeados por las almas, incluso antes de que los cuerpos se hayan visto...
Generalmente estos encuentros suceden cuando llego a un límite, cuando necesito morir y renacer emocionalmente; cuando lo desconocido se manifiesta y mi universo cambia de rumbo; cuando nada ni nadie consiguen despertar la emoción que deseaba, cuando ningún acontecimiento nuevo me devuelve el entusiasmo.
También descubrí que con frecuencia me veo ante situaciones a las cuales ya me había enfrentado o que creía superadas, simplemente porque los momentos difíciles reaparecen con la única finalidad de enseñarme lo que no quiero aprender... 
A diario, el Universo se encarga de otorgarme la información necesaria para lograr mis objetivos o recalcular mis metas...
El camino no es fácil pero las recompensas son enormes.
Lo mejor, siempre está por venir...