31 de diciembre de 2012

Feliz 2013

Para este año nuevo, no voy a proponerme nada. Nada de nada. 
Y no es cinismo. 
Sólo se trata de una internalización del "dejar fluir" de los chinos, que tanta armonía y buenos resultados suele dejar como saldo del devenir.
Es dejar que las cosas sucedan, cuando realmente tengan que suceder...
Como la copa vacía, que está dispuesta a llenarse con lo que la vida le depare en ese momento.
Porque el tiempo es el que se encarga de poner las cosas en su lugar y en el momento menos esperado: un ascenso laboral, el hombre de mi vida o un viaje soñado.
Todo llega. 
Por eso, no pienso proponerme nada este 31 de diciembre.
Porque las buenas intenciones de fin de año, son sólo palabras.
Este 31 a las 12, voy a levantar mi copa con alegría y brindar por cosas bien terrenales: por la gente que me rodea, porque estoy sana, porque amo y creo que algún día seré feliz.
No voy a brindar por sueños de película hollywoodense ni por cambios radicales en mi vida. Y lo haré con la confianza que da ir creciendo y pisando más firme, que no es poco en estos tiempos.
Este 31 a las 12, no habrá palabras porque hace rato que se las llevó el viento.
Este 31 a las 12, voy a mirar al cielo, pero también al suelo. y voy a dar gracias por estar hoy.
Y mañana, Dios proveerá.

¡Felicidades y buena vida!