24 de mayo de 2012

Revelaciones

Revelar: manifestar lo oculto o invisible // aparición de algo secreto o escondido.

El cúmulo de frases alojadas en mi inconsciente como un gran "mecanismo de defensa", como un gran "por las dudas" se filtraban clandestinamente en mis decisiones sin la certeza de saber por qué actuaba de tal o cual forma pero que igualmente solían hacerme ruido cuando los resultados de mis experiencias no eran los esperados... 
"Algo andaba mal" y no sabía por qué carajo podía ser...
Asociar mis "fracasos" amorosos con la no relación con mi padre, me tenía (y aún tiene) las pelotas bastante hinchadas...
Pero me resultaba casi imposible no asociar una y otra vez algunas situaciones vividas entre los chotos elegidos (mis parejas) con el choto que me tocó en suerte (mi padre).
Durante años, cuando recién comenzaba mis sesiones de terapia, creía que los hombres que me gustaban debían parecerse mucho a mi padre... como que no tenía un Edipo demasiado bien resuelto... 
Y tan pero tan parecidos me los buscaba, que hasta resultaban tan o más infieles que él... 
Entonces me tomé mi tiempo, modifiqué el esquema de búsqueda y cambié la elección: afiné un poco más la mirada, me puse más exquisita y volví a jugar otra partida con cartas nuevas...
Pero algo siguió estando mal; algo me frenaba, me desordenaba, me desbordaba y me hacía parecer más fría que un iceberg cuando en realidad mi deseo era totalmente el opuesto...
De repente comencé a sentir que no podía manifestarme libremente con "el nuevo elegido", que tenía miedo de expresar mis sentimientos aún cuando él me demostraba su cariño en actos sencillos, espontáneos y generosos, cuando esta vez había total libertad para empezar a llenar los espacios vacíos del uno con el otro y viceversa...
¿Qué era lo que no estaba pudiendo manifestar?
"Algo" no podía salir, algo estaba reprimido...
Y todo aquello que está reprimido, suele estar fuertemente asociado con lo negado. 
Y en la negación, siempre hay una aceptación implícita, nos guste o no.
Lo cierto es que por más inaceptable que sea, lo reprimido hace lo imposible para salir a la luz de diferentes formas: sueños, actos fallidos, traumas o somatizaciones...
Por eso en algún momento, queridos recuerdos reprimidos, tenían que salir del agujero negro y dejarme de romper literalmente las pelotas para permitirme ser a mí manera...
Y esto ya no sólo tenía que ver con el asunto paterno...
Casi como un acto iluminado, recordé haber escuchado muchísimas veces una frase que de alguna manera, recién después de ¿veinte años o más? se reveló y se hizo consciente para entender muchos de mis comportamientos cuestionados.
Sucede que la comunicación y la autoestima están muy relacionadas, porque según cómo se diga algo que se transmite desde la infancia hacia el futuro, el efecto será positivo o negativo, de aprendizaje o de resentimiento.
Los mensajes desvalorizantes y aun los mensajes duales tiene esta característica. 
Entiendo que ni los padres, ni los abuelos, ni los educadores que dañan la autoestima de los niños lo hacen intencionalmente, ya que generalmente ellos repiten los modelos con los que fueron educados.
Lo interesante es que en algún momento se puedan revertir esos mensajes, que puedan revelarse.
Esto significa que de a poco puedo ir reemplazando las viejas ideas negativas que alguien  a su antojo impuso en mi memoria como si fueran únicas, por otras que construyo a partir del registro de logros -por pequeños que estos sean- tratando de alinear el "creo ser" con el que quiero ser y el yo actual...
Sólo necesito otra oportunidad para demostrar si esta hipótesis es cierta o también se revela y me demuestra un nuevo camino de búsqueda y aprendizaje...

23 de mayo de 2012

Déjalo ir

"Las hojas de este otoño se llevaron uno de los veranos más felices y prometedores..."

Suelo ponerme cursi cuando se acerca la fecha de mi cumpleaños... Pero quienes me aguantan y conviven conmigo a diario saben a lo que realmente me refiero...
Hace unos días que me cruzo con frases, lecturas o comentarios sencillos que evocan "soltar" el pasado y vivir el presente...
Hubo diferentes personas que, a su modo, estuvieron manifestando la importancia de vivir el ahora como la única forma de sentirse feliz y sostenerlo a largo plazo...
El hecho es que no me pareció casualidad prestarles especial atención a estas lecturas, sobre todo porque asumo que en el último tiempo hay ciertas situaciones y personas que me cuesta "dejar ir" de mi vida.
Nuestra naturaleza humana, nos lleva a aferrarnos a ciertos recuerdos de lugares, personas y cosas como una forma de aumentar nuestra capacidad de amar en un futuro...
Sin embargo, la vida es una constante de cambios y quiebres, de vaivenes y desafíos que implican que poco podamos quedarnos adheridos a un recuerdo si deseamos avanzar en nuestro camino simplemente porque ese apego puede convertirse en una necesidad vital más que en un recuerdo memorable, con lo cual no es saludable para nadie...
Resulta positivo "dejar ir" adicciones, costumbres o manías que nos alejaban de las personas que queremos, como así también "dejar ir" personas que ya no suman en nuestra vida o que por una u otra razón, ya no desean acompañarnos en nuestro camino...
Tampoco es justo retener, presionar o amarrarse a algo o a alguien desde el recuerdo aún cuando ese "dejar ir" pueda representarnos una de las mayores tristezas de nuestra historia de vida, simplemente porque no nos permitirá explorar nuevos caminos...
Como siempre digo, la teoría es muy fácil... Y de afuera, más todavía...
La parte conchuda es ponerla en práctica cuando uno es "parte de".
Así que lo asumo y me hago cargo de darle vueltas y vueltas a una historia que hace rato ya me mostró su "colorín colorado"...
Este tiempo me demostró que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible; que cada adiós es un nuevo aprendizaje que le puede dar un giro inesperado y revelador a mi vida; que el dolor no deforma sino que transforma... y que cada vez que salgo al ruedo, tengo que dejar el vestido de novia en casa para no cargar de expectativas un anhelo que se hace desear cada vez más...
Cada uno es responsable de lo que siente y no puede culpar al otro por eso...
Las oportunidades para manifestar lo que no pudo ser ayer, llegarán para la persona que no tema dejarse querer mañana...
Mi corazón debe seguir latiendo...
Tengo otra oportunidad...
Dejar ir no es soberbia, es un acto de amor...
En eso estoy.
Dejándolo ir...